Praga día 3: Mala Strana, Castillo de Praga y Museo Mucha

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El frío pasa factura

Hoy aprovechamos para dormir bastante, pero me desperté con un párpado hinchado, no sé si de no descansar bien o por qué motivo. No era nada grave, pero sí un poco molesto. También me picaba bastante la piel, ya que aunque fuera hacía frío (no demasiado, pero unos 7 grados y un viento muy fresco) en el interior de los sitios siempre hacía mucho calor (de hecho nosotros apagamos nuestros radiadores y no los volvimos a encender durante toda la estancia, y aún así teníamos calor en la habitación). Semejantes cambios de temperatura me pasaron factura y tenía la piel muy reseca, pero nada que no arreglase una buena capa de hidratante y un tónico calmante, que tuve que comprar en días posteriores. Si os preguntáis por qué salgo roja en muchas fotos, ésa es la razón :(

Malá Strana

Iglesia de San Nicolás

La primera parada del día fue la Iglesia de San Nicolás, considerada la obra maestra del barroco en Praga. La razón es simple, había que convencer a la gente de que el catolicismo era mejor que el protestantismo, así que eso se hacía mostrando el poderío de la iglesia católica con ostentosas construcciones como ésta.
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Se puede subir a la tribuna para obtener unas buenas vistas de la planta de la iglesia. También la torre del campanario tiene bonitas vistas de Mala Strana. Desgraciadamente cuando nosotros fuimos aún era muy temprano y aún no estaba abierta, y cuando nos íbamos tampoco nos acordamos.
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Nerudova 

La calle Nerudova conecta Mala Strana con el barrio del castillo. Se llama así en honor al escritor checo Jan Neruda, que vivió en esa misma calle. Se dice que también inspiró a Ricardo Neftalí Reyes para usar el pseudónimo de Pablo Neruda, aunque son sólo teorías que no se pueden confirmar, ya que el propio Pablo Neruda nunca lo aclaró. La calle forma parte del camino real que atravesaban reyes y emperadores de camino a la coronación, y sus edificios eran antiguos palacios que se identificaban con los símbolos en su fachada referentes a la profesión de sus propietarios o la historia de los edificios. En vez de números, usaban estos símbolos como identificación, y hoy en día se siguen conservando. Podemos observar distintos relieves dorados como la rueda, el águila, una medusa, así como violines, nabos, langostas o cálices.
Diversos símbolos identificadores de las casas de la calle Nerudova
En general casi todos los nombres de los restaurantes y bares comenzaban por "U" y muchos tenían la palabra "tres" en el nombre.
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Los tres ciervos
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Los tres violines

Mientras estábamos subiendo por Narudova empezó a sonar una especie de alarma antiaérea. Obviamente no sabemos si era eso, pero si no lo era, era un sonido muy parecido y sonaba muy alto. Como nadie se inmutaba supusimos que estaban haciendo pruebas o algo.

Castillo de Praga

El Castillo de Praga (Pražský hrad) es un conjunto que se compone de varios edificios
entre los que destacan la Catedral de San Vito y el antiguo palacio donde residían los reyes bohemios, además de patios, museos y jardines. Se construyó en el siglo IX y fue la residencia oficial de los reyes bohemios y de los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico. Actualmente es la sede de la Presidencia de la República Checa. Al recinto se accede a través de varias puertas, la más popular es la Plaza del Castillo. Allí se puede ver el sencillo cambio de guardia cada hora y una un poco más pomposa a las 12:00.
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También hay muy buenas vistas de toda la ciudad, ya que el castillo se encuentra sobre una colina que permite divisar la ciudad desde las alturas.
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Entradas

La entrada al recinto es gratuita, pero hay que pagar para acceder a los edificios. Hay diferentes entradas según los edificios históricos que quieras visitar, divididos en 3 circuitos A, B y C (más información aquí). Nosotros cogimos las entradas para el circuito B (unos 10€ por persona aproximadamente) sin audioguía porque era muy cara (unos 12€ a mayores) y la audioguía del barrio judío nos había quitado las ganas de coger otra porque había sido muy pesada. Además compramos un ticket para poder hacer fotos en el interior de los edificios por 50 coronas (unos 2€). [Tip: Las entradas son válidas para 2 días, así que puede compensar coger las más caras del circuito A si se tiene tiempo e interés en ver todo].
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Cuidado con sacar fotos sin licencia, que lo controlan.

Catedral de San Vito

La Catedral de San Vito es la obra maestra del gótico en Praga. En ella se coronaban reyes y emperadores y en ella están enterrados también algunos de ellos. Se accede al interior por el lado oeste, decorado con un rosetón, pero al estar encajonada detrás del acceso y a su altura es muy difícil obtener una buena perspectiva desde aquí.
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Puerta oeste de la catedral
Lo mejor es acercarse al lado sur, donde se encontraba el acceso original y donde se puede ver la Puerta Dorada, decorada con mosaicos venecianos. Se puede subir a lo alto de la torre pero, una vez más, nosotros no encontramos la manera (tampoco la buscamos específicamente).
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Puerta sur con la Puerta Dorada abajo a la derecha
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Detalle de la Puerta de Dorada
El interior de la catedral es impresionante. Según entras hay un un pequeño espacio de frente al altar al que se puede acceder gratuitamente. Si se quiere visitar toda la catedral hay que acceder por la parte izquierda y recorrerla hasta salir por la salida que se encuentra en la parte derecha. En esta parte es donde hay más cantidad de turistas, ya que como día es gratuita. Aparte de por sus enormes dimensiones llama la atención la altura de los arcos y las vidrieras que decoran las ventanas, realizados en cristal bohemio durante el siglo XX. Una de ellas está realizada por Alfons Mucha, en su característico estilo art nouveau.
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Interior de la catedral
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Vidrieras
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Vidriera realizada por Alfons Mucha
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Lema nacional de la república: "La verdad prevalece"
Destaca también la tumba de San Juan de Nepomuceno, santo patrón de bohemia, realizada en plata traída de Kutna Hora.
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Bajo la catedral se encuentra la Cripta Real. donde se encuentran enterrados los grandes reyes de Bohemia como Carlos IV o Rodolfo II. Se puede visitar en visita guiada, de lo contrario está cerrada al público.

La Capilla de San Wenceslao está decorada con frescos y piedras preciosas. Por desgracia era muy difícil de apreciar, ya que sólo se podía ver desde fuera. Aquí se encuentran las reliquias del santo y una puerta en la esquina conduce a la Capilla de la Coronación donde se guardan las joyas de la corona.
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Decoración en la Capilla de San Wenceslao

Antiguo Palacio Real

La siguiente visita a la que nos daba derecho la entrada B era el Antiguo Palacio Real. sede de la monarquía hasta el siglo XVI. Lo primero que se ve nada más llegar es el Salón Vladislav, usado actualmente para investir a los presidentes checos y otras celebraciones solemnes, y que antiguamente acogía justas, coronaciones, fiestas de nobleza, etc. Precisamente uno de sus accesos estaba habilitado para acceder con caballos. Desde el salón se puede acceder a la terraza que tiene unas hermosas vistas de Praga, pero al ser invierno se encontraba cerrado.
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Salón Vladislav
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Acceso para los caballeros con sus caballos

Las defenestraciones de Praga

Sin duda uno de los aspectos de la historia de Praga que más poderosamente llama la atención a los turistas es el de las defenestraciones de Praga. No uno ni dos sino hasta tres veces utilizaron esta técnica de arrojar por la ventana a aquellos gobernantes con los que no estaban de acuerdo. La tercera defenestración ocurrió en este palacio, en la Sala de la Cancillería, teniendo como telón de fondo las tensiones entre católicos y protestantes y que desencadenó la Guerra de los Treinta Años. En esta ocasión la aristocracia, de mayoría protestante, arrojó por la ventana a dos gobernadores imperiales de Fernando II, devoto católico y rey de Bohemia, que a pesar de la altura (15 metros) sobrevivieron porque aterrizaron en un montón de estiércol.
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La ventana de la defenestración
La Sala de la Dieta es la sala del antiguo parlamento medieval que se ocupó hasta que los Habsburgo decidieron trasladarlo a otro palacio cercano, en el cual se encuentran actualmente las oficinas presidenciales. En general este palacio nos dejó un poco fríos, la información disponible era más bien escasa, estaba todo como muy desangelado y nos esperábamos algo más pomposo o al menos con más contenido.
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Basílica de San Jorge

Sí nos sorprendió gratamente la Basílica de San Jorge, con un exterior barroco pintado de rojo, mientras que el interior es de un precioso románico. Fue fundada en el siglo X y sirvió de mausoleo para los reyes checos de la dinastía Přemyslida. Aquí también se encuentra Santa Ludmila, patrona de bohemia y de la República checa, perteneciente a dicha dinastía y abuela de Wenceslao I, también patrón de la República Checa y antiguo soberano.
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Exterior de la Basílica de San Jorge
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Interior románico
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Callejón del oro

Continuamos la visita por el Callejón del oro, una calle llena de pequeñas casitas que eran las viviendas de los guardias del castillo durante el reinado del emperador Rodolfo II y que posteriormente fueron ocupadas por artesanos y orfebres. Hoy en día algunas son tiendas de souvenirs, mientras que otras albergan reconstrucciones de las casas monstrando la vida de sus propietarios. Y siendo Praga, Kafka tenía que aparecer de alguna manera, vivió aquí durante 2 años, alquilaba una pequeña casita para poder escribir en paz.Sin título
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La casa de un cazador
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La casa de la costurera
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La casa del boticario

Torre Daliborka

Por último visitamos la Torre Daliborka, utilizada como prisión y donde se exponían diferentes instrumentos de tortura utilizados con los prisioneros.
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Entrada a la torre
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Instrumentos de tortura

Pintura en los palacios

Como ya hemos comentado en otro post, la colección de pinturas de la Galería Nacional de Praga se encuentra distribuida en diferentes palacios por toda la ciudad. En el recinto del castillo encontramos 3 palacios con pintura europea: Palacio Schwarzenberg con pintura barroca bohemia, Palacio Sternberg con pintura europea clásica y barroca y el Palacio Salm con pintura neoclásica y romántica del siglo XIX. A nosotros no nos interesaba demasiado, y además para cada exposición había que pagar la entrada individual. Sin título
Justo cuando nos disponíamos a salir del recinto del castillo cuadró que tocaba el cambio de guardia y lo disfrutamos unos instantes, aunque tampoco era nada espectacular.

Aprovechamos para hacer una parada para comer en un sitio de Nerudova, donde degustamos jamón de Praga horneado con cerveza y miel y cerdo asado (Restaurante U Zlate Podkovy: mi crítica en Tripadvisor aquí). El acompañamiento era casi siempre el mismo: chucrut y knedliky, bolas de patata o de pan, fritas o no, para acompañar la salsa. También probamos una cerveza (y eso que en general, no bebemos nunca, pero ya se sabe que donde fueres...). Nos recomendaron la Pilsner Urquell, pero para dos abstemios como nosotros era demasiado amarga y nos costó la vida acabarla.
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De postre nos pedimos un Trdelnik en el puesto de enfrente del restaurante, ya que nos unos amigos nos habían dicho que era el más rico de la ciudad. No estaba mal (es verdad que estaba bueno) pero me pesó tanto que no quise saber nada más de este dulce y como los había por todas partes y tenían un olor muy penetrante, cada vez que los olía me repugnaba. Son demasiado pesados.
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Los cajeros automáticos

Una de las cosas que más nos gustaron fue que en todas partes había cajeros automáticos para poder sacar dinero. En general la mayoría de los restaurantes a los que fuimos admitían tarjeta, pero éste último en concreto no y al pagar también alguna que otra entrada a monumentos e iglesias nos habíamos quedado sin efectivo. No hubo ningún problema en volver a sacar porque prácticamente en cada calle había uno o dos o tres, y hasta nos preguntaron qué combinación de billetes queríamos para ponérnoslo aún más fácil.
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Museo Mucha

Poco nos quedaba por hacer en la zona del Castillo y en Mala Strana, así que cruzamos a la Ciudad Vieja donde comprobamos una vez más que la Plaza está animadísima a todas las horas del día. Esta vez nos encontramos con unos señores que por unas moneditas te rodeaban de pompas de jabón, haciendo las delicias de niños y no tan niños.
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Nuestra idea era ir al Clementinum, sede de la biblioteca nacional, pero estaba cerrado por obras, así que lo cambiamos por el Museo Mucha (pronúnciese Muja) dedicado al pintor y decorador Alfons Mucha, al cual seguramente reconoceréis por sus carteles publicitarios y sobre todo por los carteles anunciando las diferentes obras de la actriz Sarah Bernhardt en París. Su estilo art nouveau es inconfundible. El museo nos sorprendió gratamente y volvimos enamorados de la delicadeza de los trabajos de Mucha.
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Ejemplo de un trabajo de Mucha

Plaza de Wencesalo y Palacio Lucerna

Al terminar la visita al museo paseamos un rato por la Plaza de Wenceslao, que por las noches estaba más animada que de día, pero que aún así no fue de mis sitios favoritos. Comparado con el resto de preciosos rincones peatonales, esta enorme plaza era un poco lo opuesto y no tenía ningún encanto.
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Presidiendo la plaza se encuentra la estatua de Wencesalo a caballo, que David Cerny (¿quién si no?) parodia en la cercana Galería Lucerna, un mini centro comercial que nos acercamos a visitar por ese motivo (y ya era la cuarta escultura de este autor que veíamos tras el Quo Vadis, la Cabeza de Kafka y El Colgado).
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La estatua de Wencesalo, en la plaza que lleva su nombre
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Parodia de la estatua en la Galería Lucerna  
Por un despiste con las direcciones nos alejamos bastante de nuestro hotel, así que decidimos coger el metro en cuanto vimos una parada, ya que estábamos bastante cansados y nos esperaba una larga caminata. Lo cogimos en la Estación Central, que a esas horas de la tarde-noche no es muy recomendable, porque aunque la estación es segura el parque donde se encuentra tiene muy mala fama. Esta vez sí pudimos conseguir los billetes sin problema, en una máquina dentro de la estación y justo antes de bajar las escaleras del metro. 
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Reservando el tren a Kutná Hora

Llegamos al hotel sin problemas y como aún era temprano planeamos la escapada a Kutná Hora para el día siguiente. Como los horarios de los trenes eran bastante malos (sólo había uno a las 8, otro a las 10 y luego otro a las 12) tenemos miedo de ir sin reservar y quedarnos sin sitio, además en Kutna Hora los monumentos cerraban pronto, a las 16:00, así que nos interesaba llegar lo más temprano posible. Sin embargo el tren de las 8 nos parece demasiado temprano (no nos daría tiempo a desayunar en el hotel), así que para asegurarnos compramos los tickets desde el móvil, reservando sitio y todo. [Tip: Es práctico reservar par el trayecto Praha-Kutná Hora mesto en vez de Kutna Hora Hlavní Nádraží porque de esa manera se incluye el tren regional para llegar al centro de Kutná Hora desde la estación Hlavní Nádraží, de lo contrario hay que pagarlo aparte allí, coger un bus o ir andando]. Después ni siquiera cenamos porque nos habíamos quedado llenísimos entre la comida y el Trdenlik.

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