Viena día 2: Hundertwasserhaus, Palacio Belvedere, Karlskirche, Secesión y fin de año en Rathaus

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Hundertwasserhaus

¡El día de fin de año! Nos levantamos a las 07:30 pero nos tomamos todo con bastante calma. La rodilla me dolía bastante, pero no le di mayor importancia.

La primera visita del día fue la Hundertwasserhauss, que se encontraba muy cerca del hotel. Este complejo de casas sociales fue consturido por el artista Hundertwasser (de ahí su nombre). El colorido, la ausencia de líneas rectas, y las fachadas ondulantes son características de estos edificios. 092 - Hundertwasserhaus
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Palacio Belvedere

Desde allí fuimos andando hasta el Palacio Belvedere, que estaba a una media hora andando. Pero no fue una buena idea, cuando llegué al Belvedere apenas podía soportar el dolor de mi rodilla y no tenía otra que aguantarme hasta la noche, porque además ese día era fin de año y no volveríamos hasta tarde (el hotel estaba demasiado lejos como para que compensara volver durante el día). El camino hasta el Palacio Belvedere lo hicimos a través de los jardines, así que por si fuera poco preocuparme de mi rodilla, tuve que preocuparme también de no resbalar en la nieve, porque temía un dolor más intenso todavía si eso sucedía.
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Palacio Belvedere
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Los carteles avisaban de que transitaras el camino central bajo tu propia responsabilidad, pues no se hacían responsables si resbalabas.
El Palacio Belvedere está compuesto en realidad por varios edificios, de los que destacan el alto y el bajo Belvedere, y que son en la actualidad museos. El palacio fue construido por Eugenio de Saboya tras haber derrotado a los turcos, más con la idea de ser un lugar de celebraciones que de residencia. Aquí se firmó también en 1955 en tratado que reconocía la soberanía de Austria tras la ocupación de la II GM.

El Upper Belvedere acoge una exposición permanente de pinturas de distintos artistas, con especial énfasis en el modernismo austríaco (Schiel, Kokoschka...). Pero sin duda la razón principal por la que la gente visita el Belvedere es para poder admirar en directo el cuadro de "El beso" de Klimt.
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Upper Belvedere
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Es posible que a alguno le suene porque a veces, durante el concierto de año nuevo, ponen imágenes del palacio. Hará unos tres o cuatro años salían unas bailarinas danzando entre los cuadros y por las escaleras. Ilustro para refrescaros la memoria:
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¿Os suena ahora?
Entre las obras de arte de su interior es posible que también os suenen las caras de Messerchmidt, muy famosas, o el cuadro "Napoleón cruzando los Alpes" de Jacques-Louis David que también se expone aquí.
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Las caras de Messerchmidt
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Planta primera del museo
Aquí descubrí que estar de pie era soportable para mi rodilla, pero subir y, sobre todo, bajar escaleras, era una tortura, así que tuve que moverme con los ascensores de una sala a otra, tullida total. Curiosamente, al estar en sitios calientes la rodilla me dolía menos, pero al volver a salir al frío de fuera el dolor se intensificaba. Recuerdo con horror que recorrer el pequeño tramo de jardín que separaba ambos palacios se me hizo infinito, porque no podía caminar a un ritmo normal.
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El Lower Belveder, desde el Upper Belvedere, con los jardines cubiertos de nieve.
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Lower Belvedere
El Lower Belvedere acoge exposiciones temporales, la que nosotros vimos era sobre Monet y los impresionistas austríacos. Además también se puede ver la famosa Sala de los Espejos, que es lo que mayor interés tiene del palacio. El resto de las salas no estaban decoradas. Como toda pareja que viaja sola sin palo de selfie, tenemos muy pocas fotos juntos, así que aprovechamos para hacernos una frente a los espejos.
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¿A qué salimos guapos? ¿Será todo ese brillo dorado de alrededor?

Un camarero que no habla inglés 

Para comer nos acercamos hasta un lugar cercano que recomendaban en muchos sitios (Gmoakeller: mi crítica en Tripadvisor aquí). El sitio estaba bien, y la carta estaba traducida al inglés, aunque después el camarero sólo hablaba alemán. De primero, como el día anterior, volvimos a pedir las sopas Frittatensoup y Leberknödelsuppe, con el frío que hacía, era lo que mejor entraba.
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De segundo yo pedí un Tafelspitz, carne cocida que se suele acompañar de una salsa de rábano picante, una mayonesa con cebollino y patatas gratinadas.
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Tafelsptiz
Mr. Knook había pedido hígado, que supuestamente era la especialidad, pero el camarero lo que le trajo fue un Zweibeltrosbraten, filete con cebolla y patatas. No hubo manera de hacerle entender que eso no era lo que habíamos pedido. Yo venga a insistir con el poco alemán que sabía y el tío diciendo que no hablaba inglés (increíblemente para traernos la cuenta entendió el inglés sin problemas...).  Para colmo la señora de al lado diciendo que sí, que era hígado (o eso entendimos). A pesar de todo la comida estaba buena, pero el detalle nos jorobó un poco.
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Karlkirche

Después de comer volvimos al frío y a mi dolor de rodilla. Tocaba andar hasta la Karslkirche, la Iglesia de San Carlos Borromeo.  Esta iglesia barroca se construyó en honor de San Carlos Borromeo, patrón de la lucha contra la peste, una vez que Viena se libró de la enfermedad. Las dos columnas a cada lado del frontón están inspiradas en la Columna de Trajano de Roma.113 - Karlskirche
Para acceder al interio tuvimos que pagar 7€ que nos parecieron un robo para lo poco que duraba la visita. Dentro destacan el altar mayor con San Carlos ascendiendo a los cielos y distintos frescos.
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Interior de la Iglesia de San Carlos
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También había un andamio por el que se podía subir para ver más de cerca los frescos de la cúpula. Primero se subía en ascensor, pero después tocaba subir escaleras. La verdad es que arriba poco se veía, y cuando me tocó bajar las escaleras vi las estrellas. Tenía que bajarlas de una a una porque me daban pinchazos en la rodilla. Me empezaba a preocupar el tema...
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El andamio y la cúpula

Edificio de la Secesión

La visita a la iglesia duró poco y de nuevo estábamos en el frío exterior rumbo al Edificio de la Secesión. La secesión fue un movimiento artístico compuesto por varios artistas vieneses que habían abandonado la Asociación de Artistas Vieneses, entre ellos, Klimt.

El edificio es muy curioso, con su cúpula dorada y su estructura cúbica, si bien a esas horas empezaba a anochecer y no se apreciaba demasiado bien.
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La entrada del edificio reza: "A cada época su arte, a cada arte su libertad"
El interior  acoge exposiciones temporales y el famoso Friso de Beethoven, pintado por Klimt. Nosotros nos quedamos embobados viendo un video sobre la técnica de pintura de Klimt muy interesante. La exposición temporal consistía en unos vinilos que sonaban cuando girabas una pared, bastante curioso.

Pasando el tiempo en un café

Todavía era muy temprano y aún quedaba mucho hasta las doce. Intentamos ver el Museo Albertina pero como era fin de año cerraba a las 16:00 y no pudimos llegar a tiempo. Tampoco nos compensaba volver al hotel porque estaba muy lejos, así que decidimos pasar el rato en unos de los miles konditoreis (café-pastelería) que había por cualquier esquina (Oberlaa Konditorei: mi crítica en Tripadvisor aquí). Allí pasamos el rato con un punsch, un trozo de stollen que sabía a gloria y un trozo de tarta Kardinalschnitte.126 - Konditorei 125 - Konditorei
Nos entretuvimos allí hasta las 20:00, que era cuando cerraban el local. A esas horas las calles ya estaban mucho más animadas, con conciertos en directo en diferentes puntos. En la calle Kärntner Straße, la principal calle del centro, nos encontramos una ópera cantada en directo, gratis para todos los viandantes. Alucinante.

Decidimos buscar un sitios donde cenar, y por una regla no escrita y para repetir lo que habíamos hecho en Berlín el año anterior, decidimos ir a cenar a un restaurante étnico. El año pasado había sido indio, y este año le habíamos echado el ojo a un mexicano con muy buena pinta  (Taquería Los Mexicas: mi crítica en Tripadvisor aquí). Nos costó un poco encontrarlo pero valió mucho la pena porque fue una cena magnífica. Cuando llegamos vimos que está todo lleno pero amablemente nos hicieron un sitio en una mesa grande en la que sólo estaba un pareja, a la que después cambiaron cuando hubo una mesa libre. La decoración era singular, pero nos sentíamos como en casa.
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Para empezar el hecho de tener la carta en español y poder pedir en ese idioma fue un gran descanso para mi cerebro xD. Nos dejamos aconsejar por el camarero, que nos recomendó las enchiladas con mole (una salsa que lleva cacao entre sus ingredientes). También pedimos un plato variado para compartir y el agua fresca de la casa, a base de piña y pepino. Todo estaba delicioso.
130 - Mexicano
Estuvimos allí el máximo tiempo posible, para no tener que volver al frio. Nos quedamos hasta las 23:30 y desde allí fuimos al Rathaus, el Ayuntamiento de Viena. Ya estaba todo preparado y lleno de gente para empezar la cuenta atrás. Todavía pudimos escuchar alguna canción clásica en directo que interpretaban unos músicos en un escenario cercano. Podéis ver el ambiente y un trocito de música en el video siguiente:
Minutos después, con cuenta atrás en alemán y en inglés, y con los primeros minutos a ritmo del vals "El Danubio azul", empezamos el nuevo año 2015.132 - Rathaus 133 - Rathaus 134 - Rathaus

Después la música y el baile seguían, pero yo estaba demasiado cansada y me dolía la rodilla demasiado como para pensar en quedarme hasta tarde. Así que nos fuimos al hotel poco después. La opción de coger el metro o el tranvía con tanta gente no nos atraía demasiado, así que volvimos a pie, decisión que perjudicó aún más mi rodilla. Al día siguiente apenas me tendría en pie...

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